El Sermón del Monte

sábado, 20 de marzo de 2010
Posted by P.F.


El Sermón del Monte es una bendición del cielo para el mundo, una voz
proveniente del trono de Dios. Fue dado a la humanidad como ley que enunciara
sus deberes y luz proveniente del cielo, para infundirle esperanza y consolación en
el desaliento; gozo y estímulo en todas las vicisitudes de la vida. En él oímos al
Príncipe de los predicadores, el Maestro supremo, pronunciar las palabras que su
Padre le inspiró.

Las bienaventuranzas son el saludo de Cristo, no sólo para los que creen, sino
también para toda la familia humana. Parece haber olvidado Por un momento que
está en el mundo, y no en el cielo, pues emplea el saludo familiar del mundo de la
luz. Las bendiciones brotan de sus labios como el agua cristalina de un rico
manantial de vida sellado durante mucho tiempo.

Cristo no permite que permanezcamos en la duda con respecto a los rasgos de
carácter que él siempre reconoce y bendice. Apartándose de los ambiciosos y
favoritos del mundo, se dirige a quienes ellos desprecian, y llama bienaventurados
a quienes reciben su luz y su vida. Abre sus brazos acogedores a los pobres de
espíritu, a los mansos, a los humildes, a los acongojados, a los despreciados, a
los perseguidos, y les dice: "Venid a mí y yo os haré descansar".

Cristo puede mirar la miseria del mundo sin una sombra de pesar por haber
creado al hombre. Ve en el corazón humano más que el pecado y la miseria. En
su sabiduría y amor infinitos, ve las posibilidades del hombre, las que puede
alcanzar. Sabe que aunque los seres humanos hayan abusado de sus
misericordias y hayan destruido la dignidad que Dios les concediera, el Creador
será glorificado con su redención.

A través de los tiempos, las palabras dichas por Jesús desde la cumbre del monte
de las Bienaventuranzas conservarán su poder. Cada frase es una joya de verdad.
Los principios enunciados en este discurso se aplican a todas las edades a todas
las clases sociales. Con energía divina, Cristo expresó su fe y esperanza, al
señalar como bienaventurados a un grupo tras otro por haber desarrollado un
carácter justo. Al vivir la vida del Dador de toda existencia mediante la fe en él,
todos los hombres pueden alcanzar la norma establecida en sus palabras.

1 comentarios:

P.F. dijo...

Muchas gracias David T!

Sin duda pasare lo mas pronto posible por su espacio, no se preocupe, siempre es bienvenido a comentar cuando usted guste.

Bendiciones!