Conoceréis la verdad...

jueves, 8 de enero de 2009
Posted by P.F.



Publicado originalmente el 24 de diciembre de 2008

Una de las búsquedas mas desesperadas que ha hecho la humanidad desde antaño a sido lo que constituye la verdad y lo que es la verdad . Aunque sabemos que los ejemplos abundan en la historia, comenzando desde mucho antes de Pilato remontándonos a los tiempos de la Grecia de Platón y compañía, pasando por los tiempos de Jesús y su famoso juicio, y llegando hasta nuestros días, muchos son los que buscan la respuesta a esta intrigante pregunta. No solo la han buscado personajes políticos y cristianos, también lo han hecho gente preocupada por saber lo que en realidad esta pasando o simplemente la respuesta a una determinada inquietud.
Uno de los principales requerimientos de Dios es la fidelidad completa y entera por parte de sus hijos, una lealtad digna de seres creados, criaturas hechas a imagen y semejanza del Altísimo. Sin embargo, muchas veces estas criaturas, es decir nosotros, a veces preferimos permanecer en una desobediencia completa y abierta. No niego con esto el hecho de que en muchas ocasiones nos desviemos del camino involuntariamente y en otras sin saberlo, pero en algunas circunstancias nos cerramos y nos contentamos con estar en una supuesta “sabiduría” y en un racionalismo seco que después de tanto patalear y pelear desesperadamente con opiniones contrarias a las nuestras, nos percatamos de que en realidad estábamos en un error.
Tal y como les mencioné en un principio, en la historia podemos hallar varios ejemplos que nos muestran la pluralidad de opiniones y pensamientos que existían en la época de Jesús, y mucho antes de él también. Por ejemplo, tenemos el caso de los griegos quienes se esforzaban por alcanzar el máximo de esplendor y esparcimiento de cultura hasta los límites de sus dominios, mencionando por ejemplo las conocidas ciudades-estado y los diversos sistemas científico-filosóficos los cuales, aunque comparados con algunos de los adelantos científicos de actualidad nos causarían risa, en su momento fueron los únicos sistemas de orientación científica.
Además del famoso método socrático desarrollado para ésta época, y omitiendo numerosos adelantos por falta de tiempo y espacio, quisiera concentrarme en lo más importante que nos trajo hasta este punto, y es el hecho de que además de todas las virtudes que mencionamos, los griegos, al igual que Poncio Pilato y al igual que muchos de nuestros contemporáneos, también buscaban la verdad. Ellos la conocían verdad la y la llamaban “realidad”. Sin embargo esta realidad era interpretada según el gusto y gana de cada individuo, prestándose de esta manera para innumerables confusiones, ya que cada cual la interpretaba según sus propias convicciones y conveniencias, algo que a veces sucede en nuestros días…
Para Jesús, el tipo de verdad que el promovía y enseñaba es aquella que es inconmovible, inmutable, no perece ni cambia por designios humanos ni por decisiones de agentes mortales, es especial , permanente y correcta, y más importante que cualquier otra cosa, está basada en su Palabra. Que evidencia más concreta que ésta para dejarnos guiar y dirigir hacia un puerto seguro.
Verdaderamente es inconcebible como en ocasiones nos creemos tan racionalistas y científicos, que olvidamos que somos mortales y pertenecemos a un linaje que ha sido rescatado por la preciosa sangre de Cristo. Pensamos que como aparentemente hemos alcanzado nuevas alturas intelectuales, supuestamente más elevadas que las existentes en épocas pasadas, no necesitamos de alguna guía más que nuestra propia conciencia y experimentación. Esto es un grave error ya que incluso nuestro gran Maestro dejó escrito en su Palabra a través del gran Saulo de Tarso convertido en Pablo cuando nos dice en su epístola a la Iglesia de Corinto:
14 “Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente.
15 En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie.
16 Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá?(C) Mas nosotros tenemos la mente de Cristo. “
(1 Corintios 2:14-16)

Es mi deseo y oración que cada día hagamos un esfuerzo por alcanzar la plenitud de la gracia en Cristo Jesús, y discernamos las cosas espirituales de las que no son espirituales. Que no nos dejemos llevar por cualquier viento de doctrina incluso aún si un ángel del cielo bajara y nos presentara otra doctrina distinta a la presentada por Dios en su Palabra como dice Pablo en su epístola a la Iglesia de Galacia.
Solo hay un camino y una senda que conducen a la salvación, y solo uno nos puede conducir a este lugar siendo nuestro Buen Pastor a lo largo de la senda estrecha de esta vida. Busquemos la verdad, no nos dejemos amedrentar ni convencer por débiles vientos de doctrinas y filosofías humanas. Busquemos la base bíblica de estas, y si están de acuerdo con la Biblia sigámoslas. En cambio si están de acuerdo con tradiciones, supuestos cambios o renovaciones, todos de origen humano y no divino, recordemos a Pablo y desechemos tales engaños.
Hay una sola interpretación de las Sagradas Escrituras y es aquella que es por ellas mismas. Permitamos que el Espíritu Santo nos dirija a través de las páginas de esta sagrada guía y dejemos que ella se interprete por ella misma y no por nosotros ni por segundas personas.
Solo así llegaremos a descubrir la verdad.

31 “ Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
32 y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
(Juan 8:31,32)

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